jueves, 7 de junio de 2012

Ferrofluidos

Un ferrofluido es un líquido que se polariza en presencia de un campo magnético. Los ferrofluidos se componen de partículas ferromagnéticas suspendidas en un fluido portador, que comúnmente es un solvente orgánico o agua. Las nanopartículas ferromagńeticas están recubiertas de un surfactante para prevenir su aglomeración a causa de las fuerzas magnéticas y de van der Waals.  Los ferrofluidos, a pesar de su nombre, no muestran ferromagnetismo, pues no retienen su magnetización en ausencia de un campo aplicado de manera externa. De hecho, los ferrofluidos muestran paramagnetismo y normalmente se identifican como "superparamagnéticos" por su gran susceptibilidad magnética. Un auténtico fluido ferromagnético es difícil de crear en la actualidad, requiriendo elevadas temperaturas y levitación electromagnética.



Los ferrofluidos se componen de partículas ferromagnéticas microscópicas (magnetita) hematita o algún otro compuesto con contenido de Fe2+ o Fe3+.
Un verdadero ferrofluido es estable; esto significa que las partículas sólidas no se aglomeran o separan en fase, aún bajo la influencia de campos magnéticos muy intensos. Sin embargo, el surfactante tiende a descomponerse al paso del tiempo (algunos años) y eventualmente las nanopartículas se aglomeran y separan, dejando de contribuir a la respuesta magnética del fluido.
 Los ferrofluidos suelen utilizarse en instrumentos cotidianos como altavoces, en los cuales su funcion es la de disipar el calor entre la bobina y el imán o en  impresora como tinta otorgando la capacidad de imprimir 5 páginas por minuto.
Los ferrofluidos tienen numerosas aplicaciones en óptica por sus propiedades refractivas; esto debido a que cada partícula micromagnética refleja luz.
En medicina, un ferrofluido compatible puede emplearse para detección de cáncer.
También se puede usar para la transmisión del calor y en el ámbito de la acústica.




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