Los ferrofluidos se componen de partículas ferromagnéticas microscópicas (magnetita) hematita o algún otro compuesto con contenido de Fe2+ o Fe3+.
Un verdadero ferrofluido es estable; esto significa que las partículas sólidas no se aglomeran o separan en fase, aún bajo la influencia de campos magnéticos muy intensos. Sin embargo, el surfactante tiende a descomponerse al paso del tiempo (algunos años) y eventualmente las nanopartículas se aglomeran y separan, dejando de contribuir a la respuesta magnética del fluido.
Los ferrofluidos suelen utilizarse en instrumentos cotidianos como altavoces, en los cuales su funcion es la de disipar el calor entre la bobina y el imán o en impresora como tinta otorgando la capacidad de imprimir 5 páginas por minuto.
Los ferrofluidos tienen numerosas aplicaciones en óptica por sus propiedades refractivas; esto debido a que cada partícula micromagnética refleja luz.
En medicina, un ferrofluido compatible puede emplearse para detección de cáncer.
También se puede usar para la transmisión del calor y en el ámbito de la acústica.
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