
El plasma es el cuarto estado de la materia. Este estado lo adquieren ciertos elementos al estar "super-magnetizados". Existen diferentes tipos de plasmas, entre ellos el que se puede encontrar en las tormentas eléctricas y las auroras boreales, dentro de los aceleradores de partículas y reactores de fusión, y en toda clase de fenómenos cósmicos como las nebulosas.
Generalmente están formados por iones y electrones libres que no se pueden recombinar entre sí debido a su alta temperatura, comportándose como una especie de nube de gas eléctrico.
Durante las últimas décadas se han desarrollado un tipo de aceleradores de partículas que utilizan un láser y plasma como elementos principales.
Un plasma, en su totalidad, es eléctricamente neutro; contiene tanta carga negativa (electrones) como positiva (iones). Si dirigimos un haz intenso de un láser hacia el plasma, crea una perturbación en el plasma; el haz empuja los electrones y los separa de los iones positivos, más pesados, que se quedan atrás, creándose así una región de exceso de carga positiva y una región de exceso de carga negativa.
La perturbación forma una onda que se propaga por el plasma casi a la velocidad de la luz. De modo tal que el potente campo eléctrico que apunta de la región positiva a la negativa acelerará cualquier partícula dotada de carga que caiga bajo su influencia.
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